La mona de Pascua, tan tradicional en Cataluña, Valencia y Murcia, es la presentación de los clásicos huevos de Pascua, de chocolate o de caramelo, con un pastel o una carta como base, o bien sobre una construcción de chocolate. En el siglo XVIII, era ya el obsequio clásico del padrino a sus ahijados, y el número de huevos correspondía a los años de edad de los niños hasta llegar a los doce. En ese momento, tal vez como punto final de este obsequio, el número de huevos se elevaba a trece. La tarta que los acompañaba era una confección sencilla de repostería, conocida como coca de Pascua, y podía revestir diversas formas de animales o de objetos, como ocurría en Francia con los “pains d'épice”.A mediados del siglo XIX, las monas pierden su sencillez inicial y su presentación se hace más complicada, enriqueciéndose con unos adornos de azúcar caramelizado, almendras azucaradas, confituras, guirlache, anises plateados y, desde luego, los huevos de Pascua pintados, todo ello coronado por figuras de porcelana, madera, cartón o tela. En Barcelona, destacaron en la confección de la mona Agustí Massana, que tenía su acreditada pastelería en la calle de Fernando, y otro excelente repostero llamado Medir Palet, de la calle de Avinyó. Con el tiempo, Massana consiguió un gran éxito con sus monas rematadas por una figura caricaturesca, no pocas veces inspirada en algún político de la época, que movía afirmativamente la cabeza. Fueron conocidas como “Si, señores”. En cambio, el muy antiguo Forn de Sant Jaume presentó siempre unas monas más clásicas y tradicionales, con su pastel elaborado mediante una fórmula secreta de la casa, a la que se daba el nombre de “pasta cristiana”.¿De dónde procede el nombre de “mona”? La primera explicación que se nos ocurre es la presencia de un muñeco de cualquier tipo como adorno del conjunto, pero, dado que fue primero la mona que el muñeco, esta sugerencia parece quedar invalidada. Resulta curioso comprobar que en el diccionario “Gazophylacivum Catalano-Latinum”. de Joan Lacavallería, publicado en Barcelona en el año 1696, mona tiene una definición puramente zoológica, pero el Diccionario de la lengua castellana, de la Real Academia, ofrece en su edición del año 1783 la siguiente definición: “Valencia y Murcia. La torta o rosca que se cuece en el horno con huevos puestos en ella con cáscara por Pascua de Flores, que en otras partes llaman hornazo.”
Lo cierto es que, en sus diferentes versiones, la mona de Pascua era regalo del padrino el Domingo de Resurrección, y que el ahijado iba a recogerla personalmente en su casa. La parte comestible servía como postre para toda la familia. Era también costumbre que el niño agasajado aprovechara la ocasión para recitar ante el padrino un verso laboriosamente aprendido: la “décima”.
En nuestros días prosigue la tradición de la mona de Pascua, tan popular como siempre, y es también tradicional que en estas fechas los maestros reposteros presenten en sus establecimientos auténticas obras de arte, generalmente a base de chocolate.
Feliz dia de la mona a todos/as
lunes, abril 09, 2007
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2 comentarios:
Tomatito te estas confundiendo de blog con el de tu hermano. Eso si la mona en forma de huevo tiene que ver con el rugby, tiene forma de pelota, ja,ja...Bueno al menos nos animas las tardes, un abrazo tomatito.
pues yo encuentro muy entretenido el nuevo blog de tomatito, esta bien aprender algo util y no unicamente recordar lo buenos/malos o tristes/pateticos que pueden ser algunos machos del rugby ibero-sudaca
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