jueves, marzo 06, 2008

Tomy García: "Bardem es sano, enrollado y noble, como el rugbi"

LA ENTREVISTA CON TOMY GARCÍA, TÉCNICO DE LA SANTBOIANA:
Generoso, desprendido, espléndido, como el rugbi. Este director técnico del mítico y popular club de Sant Boi está orgulloso de que Javier Bardem, uno de sus chicos, provocase semejante alboroto en el teatro de Hollywood.
--Para que se haga cargo del tipo de entrevista: soy, entre otras cosas, un analfabeto del rugbi, así que, dígame, ¿qué es un pilier?--Pues para no saber nada de rugbi, ha pronunciado usted el término como todo un experto. ¿Me puede explicar por qué empezamos por algo tan técnico, tan específico?
--Usted ya sabe por qué he venido hasta Sant Boi. Me han dicho que, de mozo, entrenó a Javier Bardem, que es amigo suyo y que el ahora oscarizado actor jugaba de pilier.--Primero, no soy amigo de Javier; lo siento muy próximo, sí, porque fui su entrenador de cadete durante dos años, pero solo fui su profesor, no su colega, aunque me precio de conocerlo y de considerarlo una gran persona, un grandioso artista. Y, segundo, un pilier es un jugador de primera línea y, sí, Javier era un buen pilier, aunque su perfil físico no se correponde con el pilier tradicional.
--Y eso, ¿por qué?--Porque los pilier suelen ser gorditos, fornidos, cosa que no era Javier. Él estaba fuerte, era el típico cachas, un tipo currado, se entrenaba a tope, le gustaba machacarse bastante.
--Vale, ahora que ya sé lo que es un pilier, dígame: ¿por qué hemos sido capaces de superar a Italia en PIB y, sin embargo, en rugbi ellos nos han pasado la mano por la cara metiéndose en el Cinco Naciones?--Yo llegué a ser seleccionador español y creí que podríamos dar un salto en esa dirección, pero me estrellé contra dos realidades que, a mi juicio, son las que están lastrando el rugbi. Una, nuestros dirigentes, especialmente los federativos, son nefastos, muy conformistas, muy de vieja guardia, poco audaces, poco comprometidos. Y, dos, estamos aislados, en un mundo muy hostil donde solo existe el fútbol. --Ya salió el fútbol. Todos utilizan el fútbol para tapar sus carencias.--No, no, yo no tengo intención de tapar las carencias del rugbi, que no las tiene, pues para mí es el deporte más grande que existe. Yo lo que digo, y eso no me lo quitarán ni usted ni nadie de la cabeza, es que, en un mundo tan interesado como este, es muy difícil situar un deporte tan noble, generoso, sacrificado, desprendido, humilde, anónimo, en una sociedad donde la mayoría de muchachos --y de padres, ¡eh!, de padres-- lo que quieren es que sus hijos sean famosos y ricos practicando cualquiera de los deportes que proporcionan eso: dinero y notoriedad.
--Y, de pronto, van ustedes y ganan un gran, un grandioso, Oscar.--Pues sí, el rugbi se siente de alguna manera recompensado por el triunfo de Javier. Es, en efecto, uno de los nuestros. Pero, ¿sabe por qué? Porque es él quien se ha sentido siempre uno de los nuestros. Nosotros ahora no podríamos fardar de esa conquista si él no se considerase, aún, uno de los nuestros. Y lo es, porque jamás nos ha abandonado. El año pasado, por ejemplo, vino a Ordizia a jugar un partido con los veteranos de aquel Liceo Francés.
--¿Cómo diría que es Bardem?--Javier, del que siempre pensé que sería un extraordinario pintor, pues dibuja de maravilla, es la mejor representación que podría tener el rugbi: sano, enrollado y noble como el rugbi. Sigue siendo amigo de sus amigos, los mismos de entonces. ¡Con lo fácil que sería convertirse en un gilipollas nada más ser famoso! Pues no, ahí está: supernormal.
--Pues... ¡ya está! Hagan un anuncio con él, pídanle que se moje.--No le podemos pedir nada a Javier. Bueno, sí, que siga siendo como es. La gente ahora comprobará que nuestro Oscar mantiene todo lo que el rugbi, un deporte de amigos, le enseñó: nobleza, compañerismo, sinceridad, complicidad. Nosotros siempre hemos presumido de ser amateurs, y yo creo que Bardem ha triunfado en el cine porque siempre ha actuado como si fuese un aficionado que intentaba, que debía, ganarse el sitio como el primer día.--¿Sabe qué le digo? Que Bardem podría potenciar el rugbi como Iñaki Urdangarín con el balonmano.--Sería, sí, otra posibilidad de crecer contar con un efecto Urdangarín, que disparó la audiencia del balonmano y aumentó su reconocimiento. Nos iría de perlas. Vivimos en un mundo donde la imagen lo es todo y al rugbi la faltan caras, gentes que se identifiquen con él. Pero no podemos pedirle eso a Javier, que tal vez ve en el rugbi su refugio personal, un lugar donde protegerse del ruido.--Entre nosotros, ¿cree que también hubiese triunfado en el rugbi?
--Entre nosotros, no. Además, cuando iba a dar el salto al primer equipo, le obligaron a dejarlo.--¿Quién? ¿La familia? ¿La novia?--No, no, Televisión Española.
--¿TVE? Pero ¿qué me dice?--Participaba en una serie diaria y un día llegó al plató con un ojo amoratado y, claro, el realizador le dijo que, si quería seguir trabajando allí, no podía llegar cada día con la cara como un cromo, fruto de alguna melé. Y lo dejó. Gracias a eso, nosotros tenemos un Oscar.
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